El nacimiento por cesárea enmascara toda una serie de alteraciones osteopáticas en el cráneo del bebé, meses más tarde estas alteraciones suelen aparecer por sorpresa en formas de plagiocefalias.
Los osteópatas a través del tacto somos capaces de percibir la correcta alineación de los huesos del cráneo y su capacidad de movimiento. Esto no tiene porque ser evidente a nivel visual. Los niños que nacen por cesárea se evitan el sufrimiento que comporta el atravesar el canal del parto, por tanto sus cabezas no sufren presiones ni deformaciones y son redonditas y estéticamente correctas. Este dato hace no reparar en la importancia de revisar más allá de la vista los huesos de cráneo y al cabo de unos meses esa cabeza tan perfecta empieza a deformarse. En efecto cuando se palpa la cabeza de un bebé nacido por cesárea se aprecian tensiones internas que si no se corrigen a medida que avance el crecimiento del bebé irán alterando la forma de la cabeza y la postura del niño.
Hay un debate establecido sobre el origen de estas tensiones anómalas, pueden ser alteraciones en el desarrollo embrionario, pueden ser mal posiciones del feto en el embarazo o incluso estrés emocional sufrido por la madre. Todos estos factores dejan una huella en el feto que condiciona su capacidad de crecimiento óseo.
Con la osteopatía podemos moldear estos huesos que están creciendo y desalineándose para que vuelvan a retomar la posición, la forma y la densidad que el proceso de osificación requiere. Cuanto más pronto se pueda actuar mayor será la eficacia del tratamiento.
Todos los niños deberían pasar una revisión osteopática al poco tiempo de nacer, los niños que nacen por el canal del parto a menudo sufren deformaciones craneales que sugieren de manera evidente el tratamiento osteopático. Los niños que nacen por cesárea y que por tanto no tienen estas deformaciones craneales evidentes, es necesario que también acudan ya que independientemente de la estética de la cabeza tendrán tensiones y densidades anómalas que irán evolucionando con el paso de las semanas.
Hay autores que consideran que al pasar por el canal del parto, la presión ejercida sobre la cabeza del bebé corrige de forma general la tensiones internas anómalas desarrolladas a durante el proceso gestacional, a modo de “reset”. Después de nacer y dependiendo como se haya desarrollado el proceso del parto se pueden desarrollar alteraciones nuevas. Este reseteo que los niños que nacen por cesárea no tienen es otro motivo más para acudir a revisión osteopática y evitar futuras complicaciones.
En resumen, todos los niños deberían pasar una revisión osteopática al poco tiempo de nacer para que el osteopata mediante el tacto valore y corrija tensiones que no son visualmente aparentes pero que pueden traer complicaciones en un futuro.
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