Podemos dividir las lesiones de la articulación temporo-mandibular en dos grandes grupos: El bloqueo articular y la inestabilidad articular.

BLOQUEO DE LA ARTICULACIÓN TEMPORO-MANDIBULAR

Cómo su propio nombre indica esta es una lesión en la cual existe una falta de movilidad de una de las dos articulaciones temporo-mandibulares, o de las dos a la vez.

En el primer caso cuando se abre la boca y la mandíbula baja, se produce una desviación del movimiento debido a que un lado se mueve más que otro. En el segundo caso la mandíbula puede ser que baje recta pero hay dificultad para abrir la boca.

Este bloqueo se ha podido producir por múltiples factores: traumatismo directo, bruxismo, alteración de la mordida,  tensiones de origen cervical.

La osteopatía se presenta como una arma muy eficaz contra esta lesión tal y como vimos en el artículo sobre el tratamiento osteopático de la articulación temporo-mandibular (ATM).

INESTABILIDAD ARTICULAR

En esta ocasión la situación es inversa a la anterior, es decir en una de las dos articulaciones o en las dos, existe demasiado movimiento. Esto suele ocurrir por la debilidad o degeneración de las estructuras que guían este movimiento, es decir los ligamentos. También puede causar una inestabilidad el desequilibrio de la musculatura implicada en el movimiento mandibular.

En este caso lo único que podemos hacer para intentar estabilizar la articulación es trabajar la propiocepción para estimular los ligamentos y reequilibrar el tono muscular de la musculatura implicada. Para ello podemos realizar los siguientes ejercicios.

ESTIRAMIENTO CERVICAL ANTERIOR

Un ejercicio muy eficaz para eliminar las tensiones que recibe la mandíbula desde la musculatura anterior del cuello y tórax. Estas tensiones pueden traccionar la mandíbula hacia abajo más de un lado que de otro provocando sufrimiento articular y ligamentario. El primer paso para proceder a estabilizar es eliminar las tensiones anómalas.

 

 

 

EJERCICIOS DE ESTABILIZACIÓN

Este ejercicio nos sirve tanto para equilibrar el tono muscular como la propiocepción. El tono muscular  es la fuerza con la que la musculatura actúa sobre la articulación. La propiocepción es la información interna que el cuerpo recibe de sí mismo, esta información nos va a servir para que cada músculo se contraiga de manera automática en el momento que le corresponde, ni antes ni después. Dicho de otra manera, con la propiocepción trabamos la calidad muscular.

 

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