La función del fisioterapeuta es asegurarse de que los movimientos se ajusten lo más posible a la biomecánica ideal, de esta forma se reduce al máximo el riesgo de lesión. Para ello la fisioterapia valora y trata el equilibrio del tono muscular, la propiocepción y la movilidad articular. La exigencia física del CrossFit® hace imprescindible la supervisión del fisioterapeuta durante su práctica si queremos evitar lesiones.
Actualmente, dentro del mundo del fitness y acondicionamiento físico, encontramos un método de entrenamiento, creado por Greg Glassman al final de la década de los noventa, que está siendo un boom dentro de la población general, este es el CrossFit®.
Esta disciplina deportiva se podría definir como un método de entrenamiento funcional, con ejercicios variados, ejecutados a alta intensidad, que buscan mejorar las principales capacidades atléticas básicas: fuerza, resistencia, velocidad, potencia, etc.
Todo esto es a partir de la combinación de movimientos propios de la halterofilia, el powerlifting, la gimnasia deportiva, correr, remar en máquina de remo, saltar a la comba o realizar saltos a un cajón elevado, entre otros muchos movimientos. No obstante, el CrossFit® puede abarcar cualquier tipo de ejercicio de trabajo muscular funcional y adaptarlo a su sistema.
Por muy atractivo que pueda parecer este tipo de entrenamiento y por muy espectaculares que puedan ser el rendimiento y cuerpo físico de los practicantes experimentados, diversas consideraciones deben ser contempladas antes de iniciarse en el mundo del CrossFit®.
- La primera de todas es que, aunque sea un método de entrenamiento exigente que tiene la mala fama de ser muy lesivo, esto no es así. Podemos ver que hay una incidencia de unas 2,3 a 3,1 lesiones por cada 1.000 horas de práctica. Si lo comparamos con otros deportes como puede ser el futbol o el baloncesto, donde el riesgo de lesión es de 7,8 a 9,1 lesiones/1.000 horas de práctica, estos datos nos indican que el CrossFit® en cualquier caso no es más lesivo que otros deportes, en todo caso esto nos indica que el riesgo de lesión en una actividad deportiva está presente pero no por ello debemos tener miedo a movernos y menos a practicar CrossFit®.
- Dentro de las lesiones que nos podemos encontrar en el CrossFit®, la mayoría son contracturas y/o sobrecargas musculares debido a la alta demanda física y el sobreuso de ciertos grupos musculares. Básicamente dividiremos estos grupos musculares por los patrones de movimiento que realizan, como el empuje, la tracción, músculos dominantes de cadera y músculos dominantes de rodilla.
- Las tendinopatías también pueden aparecer si no ha habido una buena adaptación a la carga mecánica física de los ejercicios junto con que pueda haber restricciones en el rango articular. Podemos encontrar restricciones de la movilidad articular en el hombro, zona torácica, en la cadera o en los tobillos, por ejemplo. Es por eso que la persona que empieza a practicar CrossFit®, es sometida a diversos tests de movilidad para valorar donde falta rango de movimiento y para poder trabajar esa movilidad restringida mediante estiramientos y ejercicios terapéuticos específicos para mejorar la función de la articulación en cuestión.
- Si tuviéramos que hacer un pódium de los segmentos donde hay más prevalencia de lesión en el CrossFit®, el primer clasificado sería el hombro y luego le seguirían la zona lumbar y las rodillas. Esto, no obstante, no quiere decir que si ya tienes dolencias crónicas en esas zonas, no puedas practicar esta disciplina. Habiendo una correcta progresión realizando de manera escalada los ejercicios con la mejor técnica posible y controlando que el movimiento esté bien ejecutado en todo momento, conseguirás ganar tanto estabilidad como fuerza en esos segmentos y es probable que, si tus dolencias son de un factor musculoesquelético, mejoren considerablemente. Igualmente, siempre es recomendable hacer una visita al fisioterapeuta para que se te realice una valoración exhaustiva y localicemos los segmentos a tener en consideración.
- Finalmente, hay ejercicios de más fácil ejecución y otros considerablemente más complejos, como pueden ser los ejercicios propios de la halterofilia como el Clean & Jerk o de la gimnasia deportiva como el Muscle up. De todas formas, lo primero que hay que hacer es centrarse en ejecutar los ejercicios básicos de manera impoluta. Es decir, se deberá poder hacer una sentadilla, una flexión y una dominada de manera biomecánicamente eficiente. Para eso, tanto los entrenadores como fisioterapeutas deberán estar pendientes de cualquier error o alteración en el movimiento y será fundamental realizar estos ejercicios de manera segura, ante todo. Para ello, es posible que tu sentadilla al principio sea menos profunda, tu flexión sea con las rodillas apoyadas y tu dominada sea ejecutada con gomas. A medida que tu condición física mejore, la dificultad de estos movimientos también lo hará y al tener una buena técnica en estos, hará que partas de una buena base en todos los demás.
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